¡Hola! Mi nombre es Panul. Soy un perro viejo ya, estoy medio ciego y sordo casi al cien por cien. Además, tengo una hernia y padezco un tipo de cáncer terminal que afecta notablemente a mis pulmones ¿Por qué os cuento todo esto? Porque entre mis planes estaba morirme en poco tiempo y no en comenzar la aventura de mi vida como en realidad está sucediendo.
Se acercaba el día del viaje y yo debería haber muerto… No obstante, contra todo pronóstico, ¡sigo vivo! Las opciones son varias: dejarme con alguien que me cuide los últimos día de mi vida; que se quede Justin conmigo hasta que fallezca y se una a sus amigos en el viaje tras esto; eutanasiarme; o llevarme con ellos en su loca aventura. Lo que finalmente decidieron fue llevarme con ellos… ¡Y vaya regalo me han hecho para mis últimos días de vida! Me han llevado a un lugar en el que respiro mejor y... ¡He subido en avión, barco y bicicleta!
Por lo demás, os pondré en contexto: el plan de mis amigos consiste en cruzar el continente americano desde el extremo Sur (Puerto Williams: población más austral existente, perteneciente a Chile y en breve considerada la ciudad más austral del continente americano) al Norte (Alaska) en bicicleta y sin dinero; aunque en realidad no sé muy bien qué quiere decir nada de todo esto… El caso es que han decidido a última hora tráeme a mí en un carro para niños arrastrado por una de las bicis.
La aventura tiene buena pinta, aunque si hay algo que nos une más profundamente que ninguna otra cosa en este “viajecito”, es mostrar y combatir la malnutrición infantil que tiene lugar en buena parte de América.
¿Cómo combatiremos la malnutrición? ¿Cómo conseguimos sobrevivir? ¿Por dónde pasa nuestra ruta? ¿Dónde nos hospedamos? Estas y muchas preguntas más serán respondidas próximamente en lo que he denominado como: ‘Las aventuras de Panul’, donde perrunamente os iré retransmitiendo del modo más auténtico nuestras hazañas y anécdotas más divertidas, así como los momentos que considere más relevantes.
Atentamente: Panul.
¡Guau, guau!
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